Y es que la capital de Galicia te obliga a pensar en por qué estás allí y por qué volverás
Seguramente habrás escuchado sobre el Camino de Santiago alguna vez. O más de 500 veces. No solo por ser una de las rutas de peregrinaje más importantes del mundo, sino porque la mayoría de quienes la hacen están de acuerdo con que es un viaje espiritual y de reencuentro con uno mismo.
Esta ciudad se encuentra en el extremo Noroeste de España y tiene varios encantos, pero te lo ponemos fácil: una riqueza cultural y patrimonial súper fuerte, excelente gastronomía (¡una tapa de pulpo á feira, por favor!) y por último: su gente. Estar en Galicia es sentirse abrazado por la naturaleza y la calidez de sus habitantes. No es fácil volver a casa sin un poco de “morriña” (nostalgia). ¿Quién no se siente así cuando visita un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO?
Es injusto no hablar de Coruña, Lugo, Vigo o Pontevedra. O de cualquier otro pueblo en medio de tanto verde. Porque los rincones gallegos tienen ese “qué sé yo”, como reza aquel famoso tango. Pero nos centramos en Santiago de Compostela para aprovechar este artículo. Ten en cuenta que esta ciudad cuenta con siglos de historia y que puedes ver esto reflejado en sus hermosas construcciones de piedra (Dato curioso: el Hostal dos Reis Catolicos es considerado como el hotel más antiguo del mundo). También puedes sumergirte en las tradiciones que con mucho orgullo mantienen. Además, cómo no derretirse con ese acento gallego que tanto nos enamora.
Para llegar a Santiago de Compostela lo puedes hacer de manera fácil o difícil (o más encantadora). Y te preguntas: ¿cómo es que algo difícil pueda ser lindo? Pues es que tienes los caminos desde diferentes partes para llegar a la monumental catedral. Algunos te llevan días, otros semanas o hasta un mes. Pero si decides coger un tren o avión no pasa nada; una vez allí, entras en contacto con la energía de todos esos peregrinos que decidieron emprender una aventura para toda la vida. ¡Que no exageramos!
Muchas veces decidimos visitar países vecinos o cruzar océanos para conocer nuevas culturas. Que sepas que la cultura gallega es un mundo en sí mismo. Si eliges Santiago de Compostela, caminarás sin darte cuenta, comerás hasta cansarte y, si te alejas un poco del centro urbano, verás que estar rodeada/o de tanto verde, que es casi flúor, hará que quieras dejar ese móvil de lado y tocar el aire. Porque en Galicia puedes tocar el aire: es mágica.